Examen radiográfico del tórax
Semiología radiográfica de las neumonías de probable causa bacteriana

Dr. Miguel Estevan*

Correspondencia: Dr. Miguel Estevan.
Santiago Gadea 3192. CP 11600. Montevideo, Uruguay.

Importancia del tema

La imagenología juega un papel esencial como pilar diagnóstico a través fundamentalmente del par radiográfico del tórax (frente y perfil), que permite identificar patrones habitualmente correlacionables con las distintas etiologías, hecho que sin ser definitivo, permite sugerir una orientación terapéutica. Valora además la extensión del proceso, permite el seguimiento, la detección de las posibles complicaciones y la respuesta al tratamiento. A esto se suma su accesibilidad, bajo costo, brindando un buen nivel de eficacia.

La radiografía de tórax (RxTx) es uno de los exámenes radiográficos más frecuentes y a la vez uno de los más difíciles de interpretar. El examen radiográfico del tórax deberá incluir una proyección ántero-posterior (AP), reservando la proyección lateral para situaciones especiales, definidas por el documento de frente (1). Realizamos esta afirmación basándonos en los siguientes conceptos:

1. Existen algunos signos radiográficos que permiten realizar con bastante exactitud el diagnóstico topográfico lobar y segmentario de las consolidaciones pulmonares (ver más adelante signo de Felson o de la silueta).

2. No son pocas las ocasiones en las que la radiografía de frente es normal, sometiendo al paciente a una exposición inútil al solicitar el par radiográfico en forma rutinaria.

3. En el caso de las neumonías, una vez confirmado el diagnóstico de la enfermedad en estudio, el documento de perfil no cambia la conducta ni el tratamiento a realizar.

4. Y no por último menos importante, por radioprotección. El ser humano se encuentra expuesto en forma permanente a una dosis de exposición de fondo a las radiaciones (tabla 1), a la que se suman las radiaciones de uso diagnóstico.

El papel de la radiología consiste en confirmar o excluir una patología sospechada clínicamente, localizarla anatómicamente y valorar su regresión, progresión o la aparición de complicaciones. La radiografía sólo muestra la patología macroscópica, no la microscópica; no estableciendo por tanto diagnóstico causal (2).

Cada enfermedad de los espacios aéreos (acinos) tiende a parecerse a las demás, independientemente del patógeno causal. Estos factores limitan mucho el diagnóstico etiológico, y toda evaluación radiológica debe dar un gran valor al contexto clínico (2).

La radiografía del tórax suele realizarse para examinar el parénquima pulmonar. Para evitar la pérdida de información del resto de las estructuras, deben evaluarse primero todos los demás componentes de la radiografía (tabla 2); con esta metodología es menos probable pasar por alto las anomalías extrapulmonares (1,2).

 Bibliografía

1. Benson J, Moenne K, Muñoz A, Lagos R, Estevan M. Algunas bases teóricas y definiciones para la interpretación de radiografías de tórax. Dpto. de Radiología, John Hopkins University. Pneumonia Working Group.

2. De Cepeda Izquierdo MT, Fernández Alarza F, Pedrosa C, Casanova Gómez R. Tratado de radiología clínica. Semiología torácica: lesiones del espacio aéreo; lesión alveolar. Atelectasia. Hemitórax opaco. 2da ed. Madrid: MacGraw-Hill Interamericana, 1997: Vol. I.

3. Monier JP. Manual de radiodiagnóstico. Anatomía radiológica normal. Barcelona: Toray-Masson, 1979: 205-61 (chap. 4).